En realidad la necesidad de computadoras realmente rápidas viene de la comunidad científica. En una entrevista, Seymour Cray2.2 describe el ámbito del cómputo científico a mediados de los 60:
(...) Tal como lo percibía, la comunidad científica apenas estaba descubriendo que podía resolver ecuaciones diferenciales parciales en computadoras por medio de un proceso iterativo, el análisis por elemento finito apenas comenzaba a apreciarse. Repentinamente, existe un requerimiento casi infinito de capacidad de cómputo, pues se vio claramente que entre más pasos se pudieran realizar en una solución iterativa, mejor sería la solución, por tanto al modelar algo como el clima o, en la milicia, las aplicaciones de modelado de reacciones nucleares, todas estas cosas requieren la solución de ecuaciones diferenciales donde podías dividirlos en cuantas unidades pequeñas pudieran imaginarse y únicamente se estaría limitado por el poder de cómputo para hacerlo a ese nivel de sofisticación (...) [25]
Así pues, la necesidad de contar con capacidad de realizar cálculos cada vez con mayor velocidad viene, básicamente, de aplicaciones científicas que no podrían realizarse de no contar con una manera rápida de realizar los cálculos involucrados. De hecho, al incrementarse el poder de las computadoras, las aplicaciones actuales pueden realizarse con más velocidad; pero también se abren las puertas a nuevas aplicaciones que con la capacidad anterior no eran factibles. Se tiene así un ``círculo vicioso'' donde los diseñadores de computadoras deben proporcionar equipos cada vez más rápidos que a su vez habilitan nuevas aplicaciones, que exigirán en cierto momento un nivel de desempeño mayor.